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1700 años de la Basílica de San Juan de Letrán

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Hoy, 9 de noviembre, se celebra la consagración de la Basílica de San Juan de Letrán, la primera y más importante catedral de los cristianos católicos. En su fachada se puede leer el título de «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput» (madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra), por ser la sede episcopal del primado de todos los obispos, el papa.

Se consagró el 9 de noviembre del año 324 por el papa San Silvestre, cumpliéndo éste año los 1700 años de consagración. La Basílica, cuyo nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris o Basílica del Divino Salvador, recibe el nombre de “San Juan” por sus dos capillas más importantes dedicadas a San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Letrán, que en italiano significa laterno o laterano, hace referencia al lugar de Roma donde se encuentra la Basílica.

Esta fiesta que viene celebrándose durante tantos años en Roma y que se hace universal por lo importante que es para los cristianos honrar la memoria de quienes nos precedieron en la tierra y a la historia del peregrinar de la fe a lo largo de los siglos. Además supuso un símbolo de libertad religiosa, pues como recordó el Papa Benedicto XVI en 2008, “esta Basílica fue la primera en ser construida después del edicto del emperador Constantino, el cual, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión”.

Es una de las 4 basílicas mayores junto con la Basílica de San Pedro del Vaticano, la de San Pablo Extramuros y la de Santa María la Mayor. Será coincidencia o acción del Espíritu Santo, pero en estos días vivimos también un suceso que responde a motivos parecidos de la celebración de la Basílica. Y es que en la clausura de la 2ª asamblea del Sínodo de la Sinodalidad el Papa Francisco ponía la mirada en la Cátedra de San Pedro, expuesta estos días en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Se unen así dos sucesos aparentemente inconexos pero con objetivos comunes: honrar y agradecer nuestra historia de fe, vincularnos como hermanos e hijos de Dios y confiar en la gloria del Espíritu Santo.

Y hoy, mientras damos gracias al Señor por el camino recorrido juntos, podremos admirar y venerar la reliquia de la antigua Cátedra de San Pedro, meticulosamente restaurada. Contemplándola con el asombro de la fe, recordemos que esta es la cátedra del amor, es la cátedra de la unidad, es la cátedra de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad. Y mirando el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca, descubramos que este encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo. Esta es la Iglesia sinodal: una comunidad cuyo primado está en el don del Espíritu, que nos hace a todos hermanos en Cristo y nos eleva hacia Él.

Celebrar la consagración de la Basílica de San Juan de Letrán y la cátedra de San Pedro, es celebrar la unidad de la Iglesia y del mundo. Es celebrar nuestra condición de hijos de Dios, y por tanto de hermanos fraternos. Nuestra identidad se configura con los otros y otras, unidos a los que nos precedieron, a los que nos acompañan y a los que vendrán. Por ello, como Teresianas, celebramos este día de unidad, dispuestos a seguir la misma orden que dio Jesús a Pedro, a servir en la caridad.

  • Basílica de Letrán
  • Cátedra de San pedro
  • Cátedra de San pedro