
Desde el principio de su Pontificado, el Papa Francisco ha buscado caminos para hacer visible la sinodalidad; esta búsqueda se concreta en el modo en el que se llevará a cabo la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tendrá como tema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Antes de que los Obispos se encuentren en Roma, laicas y laicos, personas consagradas, sacerdotes, misioneros y misioneras, obispos y cardenales estamos invitados a vivir esta sinodalidad en nuestras Diócesis e Iglesias particulares, aportando cada uno desde el carisma propio.
El documento que presenta el Sínodo cita textualmente: "Un proceso sinodal pleno se realizará de forma auténtica sólo si se implican a las Iglesias particulares". En el 50 aniversario de la institución del Sínodo, el Papa expresó su deseo de procurar una sana descentralización de los Sínodos, deseo que se materializa en el presente planteamiento.
La inauguración del proceso tendrá lugar los días 9 y 10 de octubre de 2021, y se llevará a cabo en el Vaticano. Tres fases están diseñadas, la diocesana, continental y universal, que quieren promover una mayor implicación y una auténtica escucha del pueblo de Dios.
El domingo 17 de octubre, las Iglesias particulares iniciarán el proceso: “El objetivo de esta fase es la consulta al pueblo de Dios para que el proceso sinodal se realice en la escucha de la totalidad de los bautizados”. La Secretaría del Sínodo enviará un Documento Preparatorio con propuestas para llevar a cabo la consulta. El mismo cuestionario se enviará a Dicasterios de la Curia, a las Uniones de Superiores y Superioras Mayores, a las uniones de vida consagrada, a los movimientos internacionales de laicos y a las Universidades o Facultades de Teología.
La importancia de esta primera fase, la resalta el Cardenal Secretario del Sínodo de los Obispos P. Mario Grech en una entrevista realizada y publicada en Vatican News:
“El hecho de que esta fase sea llamada preparatoria podría confundir a alguno que piense que no forma parte del proceso sinodal. En realidad, sin esta primera consulta no habría proceso sinodal, porque el discernimiento de los pastores, que constituye la segunda fase, se realiza sobre aquello que ha surgido de la escucha del Pueblo de Dios. Se trata de dos actos estrictamente conectados, diría complementarios: las cuestiones que los pastores están llamados a discernir, son aquellas que emergieron de la consulta, no otras. El Instrumentum laboris se elabora sobre la base de estos dos actos, que pertenecen a dos sujetos: al Pueblo de Dios y a sus pastores.
El discernimiento de los pastores tiene su culmen en la asamblea sinodal, que recoge el discernimiento de todas las Conferencias Episcopales, nacionales y continentales, y del Consejo de patriarcas de las Iglesias Orientales: un acto coral que implica todo el episcopado católico en el proceso sinodal. ¿Cómo no esperar grandes frutos de un camino sinodal tan amplio y participativo? ¿Y cómo no esperar que las indicaciones que emerjan del Sínodo, a través de la tercera fase – la implementación – sean vectores de renovación y de reforma de la Iglesia?”
Posteriormente, los Obispos están llamados a la fase llamada de discernimiento, para "escuchar lo que el Espíritu ha suscitado en las Iglesias que se les ha confiado" y hacer una síntesis de las aportaciones. La síntesis se enviará a la Secretaría del Sínodo, así como las contribuciones de cada Iglesia particular. Todo esto se hará antes de abril de 2022. También se enviarán otras aportaciones, incluidas las de las Uniones de Superiores y Superioras Mayores. A partir de todo lo recibido, se elaborará el primer Instumentum Laboris que será publicado en septiembre de 2022.
Posteriormente, se llevará a cabo la fase continental prevista hasta marzo de 2023 para realizar "un nuevo acto de discernimiento a la luz de las particularidades culturales de cada continente" que enviará sus aportaciones; en junio de 2023 se publicará el segundo Instrumentum laboris.
Este proceso finalizará en otubre de 2023 cuando se reúna la Asamblea de los Obispos en Roma. Cuando esta vez se congreguen los Obispos, la experiencia de sinodalidad marcará profundamente su presencia, porque cuando se encuentren, se habrá vivido un proceso de comunión, participación y misión