
Hasta hace pocos meses no se hablaba de SINODALIDAD, pero desde que fue convocado el Sínodo de los Obispos por el Papa Francisco, la sinodalidad se va haciendo un hueco en los contextos de Iglesia, y comienza a acaparar publicaciones, ponencias, entrevistas… ¡Esperemos no cansarnos de la palabra antes de descubrir todo la radicalidad y belleza que encierra!
El Papa ha sido claro: convoca a todos los bautizados a participar activamente en las distintas fases, una participación que ha de nacer del profundo deseo y necesidad de sentirse parte de este tiempo del Espíritu.
Conscientes de la importancia del momento, las hermanas del Equipo general han vivido estos días de apertura del Sínodo queriéndose unir a cuanto iba sucediendo para sentirse parte de este gran Pueblo de Dios con el que estamos invitadas a caminar. Además de seguirlo por los medios de comunicación, las conversaciones y oraciones comunitarias van ayudando a profundizar en el sentido profundo de este tiempo de gracia que, en la Compañía, también está llamado a serlo.
Con motivo de la apertura, llegaron a Roma personas invitadas; una de ellas, D. Óscar Elizalde Prada, miembro de la comisión de Comunicación del Sínodo visitó la Casa general; Óscar ya estuvo con las hermanas durante él en el Sínodo de la Amazonia, y posteriormente en el CIT sobre comunicación de marzo de 2020. La conversación mantenida con él fue el primer contacto con el trabajo que van realizando las comisiones, y que llevan detrás no solo reuniones y mucho diálogo, sino ante todo, personas comprometidas con la Iglesia y con el deseo del Papa Francisco de impulsar este Sínodo como una invitación a caminar, a escuchar, a renovar…
Y si el Papa ha convocado, como Compañía, ¡queremos responder desde el principio! La carta que la hna. Asunción Codes dirige a toda la Familia teresiana con motivo de la fiesta de la Santa, nos ayuda a profundizar en la importancia de este momento, y la responsabilidad de no despreciar la oportunidad de sentirnos parte de este proceso de renovación que se inició en el Vaticano II.
El día 9, durante el acto celebrado, el Papa Francisco dijo que “el Sínodo, al mismo tiempo que nos ofrece una gran oportunidad para una conversión pastoral en clave misionera y también ecuménica, no está exento de algunos riesgos.” Y citó tres: el formalismo, el intelectualismo y el inmovilismo. Y ante los riesgos, tres oportunidades: convertirnos en Iglesia sinodal, ser Iglesia de la escucha y de la cercanía. “Volvamos siempre al estilo de Dios, el estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Dios siempre ha actuado así. Si nosotros no llegamos a ser esta Iglesia de la cercanía con actitudes de compasión y ternura, no seremos la Iglesia del Señor. Y esto no sólo con las palabras, sino con la presencia, para que se establezcan mayores lazos de amistad con la sociedad y con el mundo. Una Iglesia que no se separa de la vida, sino que se hace cargo de las fragilidades y las pobrezas de nuestro tiempo, curando las heridas y sanando los corazones quebrantados con el bálsamo de Dios. No olvidemos el estilo de Dios que nos ha de ayudar: la cercanía, la compasión y la ternura”.
Al día siguiente se celebró la Eucaristía de apertura en la Basílica de San Pedro y participaron en ella las hnas. Asunción Codes, Coordinadora general, y Gema Meroño, responsable de comunicación. La diversidad de personas que asistieron mostraban el gran mosaico que es la Iglesia y la belleza que está llamada a transmitir. En la homilía, el Papa Francisco se fijó en tres verbos que han de acompañarnos en el CAMINO SINODAL: encontrar, escuchar y discernir.
Los días sucesivos continuaron las reuniones de las comisiones, pero también hubo distintas celebraciones en Roma. La hna. Luzia Domingas, Consejera general, asistió el día 12 a una Eucaristía por África; en ella, se congregaron numerosas personas de distintos países de África para pedir que la Iglesia de este gran continente viva también este proceso sinodal y sea Iglesia de comunión, participación, misión.
Los días 16 y 17 comenzarán las Iglesias locales el proceso sinodal. Estamos llamadas a responder y caminar junto con otras muchas personas; podemos tener “riesgos”, pero como dice el Papa Francisco, también tenemos “oportunidades”, como la que citó Cristina Inogés en sus palabras del acto de apertura: “Vivir a fondo la experiencia de Cristo resucitado nos llevará a ver la diversidad de la Iglesia, la diversidad en la Iglesia, como la gran riqueza que es. Dones, carismas, ministerios, formas de hablar, y ritos al servicio de todos para que nuestra Iglesia se identifique con la forma de ser Jesús de Nazaret. Ese mismo Jesús que no nos dejó normas ni estructuras sobre cómo ser Iglesia, sí nos dejó una forma de vida con la que construir esa Iglesia llamada a ser refugio seguro para todos; lugar de encuentro y diálogo intercultural, espacio de creatividad teológica y pastoral con la que afrontar los desafíos a los que nos enfrentamos. En definitiva, ser la Iglesia-Hogar que todos añoramos.”
“El Sínodo es un momento eclesial, y el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo. Si no está el Espíritu, no habrá Sínodo”, nos dice el Papa Francisco. Pidamos el Espíritu Santo y que Él nos ayude.