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Comienza el Tiempo de la Creación 2021

Tiempo de la Creación

Cada año, el comité directivo ecuménico propone un lema; el lema para 2021 es ¿Un hogar para todos y todas? Renovando el Oikos de Dios. El salmista proclama que "del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella". Hay dos declaraciones de fe en el alma del salmo: La primera es que todas las criaturas pertenecen a la comunidad terrenal. La segunda es que toda esa comunidad pertenece al Creador. Una palabra griega para esta comunidad terrenal es oikos. Oikos es la raíz de la palabra oikoumene, o ecuménico, ecuménica, que describe nuestra ‘casa común’, como la llama el Papa Francisco en Laudato si’. Nuestro hogar común, la Tierra, pertenece a Dios, y cada criatura amada pertenece a este oikos común.

Al fundamentar nuestro lema en el concepto de oikos, apuntamos a la red integral de relaciones que sustentan el bienestar de la Tierra. La palabra ecología (oikologia) describe las relaciones entre animales, plantas, organismos no sintientes y minerales, cada uno de los cuales juega un rol vital en el sostenimiento del equilibrio de esta querida comunidad. Cada criatura es importante y contribuye a la salud y a la resiliencia del ecosistema biodiverso en el que vive. Los seres humanos pertenecen a la relación correcta dentro de esta comunidad de la Tierra. Estamos hechos de la misma materia que la Tierra, y nuestras co-criaturas y la tierra nos cuidan. Al enraizar nuestro lema en el concepto de oikos, apuntamos a la red integral de relaciones que sustentan el bienestar de la Tierra. La palabra ecología (oikologia) describe las relaciones entre animales, plantas, organismos no sensibles y minerales, cada uno de los cuales juega un papel vital en el mantenimiento del equilibrio de esta querida comunidad. Cada criatura es importante y contribuye a la salud y la resiliencia del ecosistema biodiverso en el que vive. Los humanos pertenecen a la relación correcta dentro de esta comunidad terrestre. Estamos hechos de la misma materia de la Tierra, y nuestras co-criaturas y la tierra nos cuidan.

Las relaciones humanas también tienen una implicancia ecológica. Las relaciones económicas (oikonomia), sociales y políticas afectan al equilibrio de la Creación. Todo lo que fabricamos, utilizamos y producimos tiene su origen en la Tierra, ya sea mineral, vegetal o animal. Nuestros hábitos de consumo de energía y de bienes afectan la resiliencia de los sistemas planetarios y la capacidad de la Tierra para sanarse a sí misma y mantener la vida. Las relaciones económicas y políticas tienen efectos directos sobre la familia humana y sobre los integrantes más que humanos del oikos de Dios. Génesis 2.15 nos recuerda que entre nuestras co-criaturas, el Creador les ha conferido a las personas una vocación especial de cuidar y de guarda sobre el oikos de Dios. El mantenimiento de relaciones ecológicas, sociales, económicas y políticas justas requiere de nuestra fe, razón y sabiduría. Por fe, nos unimos al salmista al recordar que no participamos de la administración de una Creación inanimada, sino que ejercemos esa responsabilidad dentro de una comunidad creacional viva y dinámica. La Tierra y todo lo que contiene no es un hecho, sino un regalo, entregado en confianza. Recibimos el llamado no a dominar, sino a salvaguardar. Por medio de la razón, discernimos cuál es la mejor manera de salvaguardar las condiciones de vida y de crear arquitecturas económicas, tecnológicas y políticas sostenidas en los límites ecológicos de nuestra casa común. Por medio de la sabiduría prestamos especial atención a los sistemas y a los procesos naturales, a las tradiciones heredadas y a las autóctonas y a la revelación de Dios en palabra y en Espíritu.

Durante siglos, los seres humanos (anthropoi) han ordenado nuestras vidas y economías de acuerdo con la lógica de los mercados más que con las limitaciones de la Tierra. Esta falsa lógica explota el oikos de Dios y convierte a la Creación en un medio para fines económicos o políticos. La actual explotación de la tierra, de las plantas, de los animales y de los minerales con fines de lucro, ofrece como resultado la pérdida de hábitats que albergan a millones de especies, incluidos los seres humanos, cuyos hogares están en riesgo debido a conflictos, pérdidas y daños climáticos. La razón nos dice que en esta era antropocena, la desintegración y la exclusión ecológica y social provocan la actual crisis climática, acelerando la inestabilidad ecológica. La sabiduría nos prepara para encontrar las respuestas y los caminos para construir economías de vida verdes y sistemas políticos justos que sustenten la vida del planeta y de las personas. La fe nos genera confianza en que el Espíritu de Dios actúa renovando constantemente la faz de la Tierra. Dentro de este horizonte de esperanza, nuestro llamado bautismal nos libera para volver a nuestra humana vocación de cultivar y de cuidar el jardín de Dios. En Cristo, Dios nos convoca a participar en la renovación de toda la Tierra habitada, salvaguardando un lugar para cada criatura y reformando las relaciones justas entre toda la Creación.

Durante este tiempo litúrgico de la Creación, la familia cristiana ecuménica invita a cada hogar y a cada sociedad al arrepentimiento y a redefinir nuestros sistemas políticos, sociales y económicos hacia economías de vida justas y sostenibles, que respeten los límites ecológicos que garantizan la vida de nuestra casa común. Esperamos que este Tiempo de la Creación renueve nuestra unidad ecuménica, a partir de nuestro llamado bautismal, para cuidar y sostener una transformación ecológica que asegure que todas las criaturas puedan encontrar su hogar para florecer y para participar en la renovación del oikos de Dios.

Fuente: web oficial del Tiempo de la Creación