
La presencia teresiana en México tiene una larga y fecunda historia que se puede dividir en tres etapas:
- Provincia San Francisco de Sales. Comprendía las casas de México hasta que en 1910 se fundó en Estados Unidos; en 1915 en Cuba; en 1948 en Venezuela y en 1954 en Nicaragua.
- Provincia Padre Enrique de Ossó, en 1957, comprendiendo: México, Cuba y Venezuela.
- Hasta el año 2000, todas las comunidades de México formaban parte de la única Provincia Padre Enrique de Ossó, pero ese año se dividió en Padre Enrique de Ossó y Santa María Guadalupe.
Esta Provincia, que lleva el nombre de nuestro fundador, está extendida por el bajío, el norte, y el occidente de México. Aunque cada zona tiene unas características propias específicas, podemos decir que esta zona está configurada por poseer una rica tradición cultural, unida a un fuerte arraigo religioso; la agricultura y la industria son los motores económicos. El fenómeno migratorio está muy presente debido a la frontera entre México y Estados Unidos. A todo esto, hay que unir una fuerte problemática social producida por el crimen organizado que trafica con personas y drogas.
En este contexto, se encuentran las siete comunidades teresianas que desarrollan su misión apostólica en ocho centros escolares; la presencia entre los y las jóvenes, el acompañamiento personal y grupal, son las características de la Pastoral Juvenil Vocacional; también desarrollan su misión en los talleres, educación abierta y catequesis en el Centro Comunitario Teresiano y en diversas parroquias. El MTA en todas sus ramas está vivo.
Para impulsar procesos de evangelización, las hermanas colaboran con otras instancias: forman parte de la Red de Educación de la CIRM, colaboran con las federaciones de Escuelas Particulares en las distintas localidades. Participan en la Conferencia de religiosas en los niveles locales y nacional.
Recorrer la historia de la Provincia, es descubrir la presencia de San Enrique de Ossó que ha ido cuidando y alentando su misión, generando fuertes lazos teresianos entre muchas personas que viven generosamente su compromiso.
Este año agradecemos especialmente la vida del Instituto Jassá en León, que celebra su 60 aniversario. ¡Felicidades!