
El 7 de noviembre, Ramón Fernández, Lucía Astiz, Ana Presa y Patricia Aguiar stj, del Equipo Titular de la Fundación Escuela Teresiana, visitaron los colegios Teresiano del Pilar y Padre Enrique de Ossó de Zaragoza. Aprovechando su estancia en la ciudad, quisieron conocer el archivo de la Compañía, que se trasladó a Zaragoza con motivo del cambio de sede de la Casa general. El archivo, además de contar con toda la documentación desde los inicios de la Compañía, cuenta con gran cantidad de documentos y cartas escritas por San Enrique de Ossó, además de sus numerosos libros en las primeras ediciones.
Las hermanas Ángela Cuadra y Pilar Liso, Coordinadora general y Vicaria, les enseñaron el archivo, y sacaron para ellos documentos manuscritos por San Enrique de Ossó. Dicen que todas las personas llevamos un niño dentro, y probablemente sea lo que mejor defina la expresión de los cinco cuando vieron las cartas del Padre Enrique, cuando descubrieron esas notas llenas de detalles y consejos a las primeras hermanas, esos papeles diminutos en los que escribía sin dejar un hueco sin texto y ese "Viva Jesús y su Teresa" introduciendo sus palabras.
Los seis miraban con admiración aquellos papeles, y no se dieron cuenta, de que el mismo San Enrique estaba también en el archivo y quiso hacerse presente. Por eso, sin saber cómo, la hna. Pilar abrió uno de los grandes libros y, "por casualidad", se encontró con un escrito titulado “Advertencias para la fundación de colegios de la Compañía”. Con atención fueron leyendo lo que él dijo hace tantos años; parecía que de alguna forma, a Ramón, Patricia, Ana y Lucía, también quería decirles que siguieran comprometidos con el proyecto que él soñó hace tantos años y que hoy, en España sigue tan vivo, en los colegios de la Fundación Escuela Teresiana.
Tras leer diferentes textos continuaron asomándose a distintos armarios y vitrinas, y la sorpresa fue encontrar los libros de la editorial STJ que durante años se utilizaron en los colegios de la Compañía. Qué alegría les dio encontrar aquellos libros en los que algunas aprendieron a leer, o reconocer la importancia de los detalles y del saber estar en el famoso libro de Urbanidad que tanto marcó en los colegios teresianos, o los cuadernos para aprender a escribir.
A simple vista, estuvieron ojeando papeles antiguos y libros de hace bastantes años. Pero detrás de la apariencia hubo mucho más, porque fue como si el mismo San Enrique quisiera acogerlos en ese lugar, recordarles el principio de los colegios teresianos y de cómo fueron creciendo, para después, decirles bajito, allá en el corazón, que cuenta con ellos y con muchas más personas, hermanas y laicos, para que la educación teresiana continúe.
Fue más o menos media hora lo que duró la visita, pero cuando el archivo se cerró, probablemente San Enrique agradeció que hubieran estado, y quien sabe si se puso a escribir una nueva carta dirigida a la Compañía de Santa Teresa de Jesús y la Fundación Escuela Teresiana. ¿Qué dirá? Quizá, algún día nos lo cuenten…