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VIII Edición Cátedra Enrique de Ossó

pase lo que pase

La tarde del día 13 de enero comenzaba la VIII edición de la Cátedra Enrique de Ossó en la Universidad de la Mística-Cites, en Ávila. En esta ocasión, volvió a celebrarse de forma presencial, pero con la oportunidad de poder seguirla también de forma virtual. Unos cien participantes respondieron a la convocatoria; la frase de San Enrique de Ossó, Pase lo que pase, construye la paz fue el eje de todo lo compartido durante el fin de semana.

La Cátedra ha sido en esta ocasión un foro, de la mano de diferentes personas y bajo diversos prismas, para descubrir el sentido auténtico de la paz, y para como cristianos y Familia teresiana, comprometernos en la construcción de una auténtica paz, y esto haciéndolo, pase lo que pase.

Desde el inicio de la Cátedra se hizo referencia al año capitular de la Compañía, que nos invita a convertirnos a una nueva identidad comunitaria que se construye con otros y otras; de la misma forma, el camino de la paz, aunque pasa también por cada uno, hemos de recorrerlo con otras personas, grupos, instituciones, religiones…

En la jornada final, con las palabras de clausura, la hna. María Dolores Iglesias stj, Directora de la Cátedra, tras agradecer al director actual del CITES, el P. Jerzy Nawojowski ocd, recordar el apoyo del director anterior P. José Sancho, y al P. Rómulo que falleció hace un año, hizo un recorrido de lo vivido que recogemos, casi en su totalidad:

“Este fin de semana compartido ha sido, sobre todo, una experiencia de familia. Experiencia que creo que todos los participantes hemos disfrutado y agradecemos.

En este intenso día y medio hemos profundizado en el significado de la palabra PAZ. Palabra breve y manida tal vez, pero que esconde dentro muchos matices, tesoros ocultos. Es don y compromiso, va de la mano de la verdad y de la libertad, se besa con la justicia, es fruto del Espíritu, ilumina el camino de todos los hombres y mujeres de bien, en cualquier parte del mundo, sea cual sea su religión y su condición. Es la bienaventuranza que nos define como hijos e hijas de Dios. Atentar contra la paz es traicionar esta identidad.

La hna. Thelma Martínez stj, desde Nicaragua, con la ponencia titulada “Enrique de Ossó, misionero de paz y amor en un mundo roto”, nos invitó a escuchar a Enrique de Ossó, al Solitario, marcado por su programa de vida: “seré siempre de Jesús, su ministro, su apóstol, su misionero de paz y amor” y a dejarnos tocar una vez más por su proyecto, nacido de su unión profunda con el Señor de la paz. Los santos son los que dejan pasar la luz de Dios y a través de San Enrique de Ossó recibimos la invitación a vivir pacificadas para irradiar paz.

“Las religiones, entre la paz y la violencia” fue el tema presentado por D. Victorino Pérez Prieto, con el que hemos podido abrir las ventanas de la mente y el corazón para unirnos a tantos hombres y mujeres que viven su relación con Dios desde credos distintos pero con un único deseo común: una humanidad fraterna, pacífica y pacificadora, liberada, cimentada en el amor. El diálogo interreligioso en este mundo roto apunta como solución, lenta y laboriosa, pero posible, para la reconstrucción del tejido social.

El prof. Sebastián Mora nos adentró en “Sed de paz y reconciliación. Análisis contemplativo de la realidad” y tras ayudarnos a mirar la realidad desafiante, nos animó no solo a mirar, sino a dejarnos mirar por la realidad, recordándonos las palabras del Papa Francisco, que nos invitan a soñar juntos como humanidad, a no dejar que nadie nos robe nuestros sueños de paz y justicia. Soñar juntos porque no hay salvación individual, sino compartida con todos. No hay paz que excluya. Construir la paz es construir encuentros. Somos con-otros.

La hna. carmelita descalza Alexandra Triana, antigua alumna del colegio de teresianas de Bogotá, Colombia, pero que desde hace veintiséis años vive en el Carmelo de San Lúcar la Mayor, nos ofreció “Paz y amistad. Claves de discernimiento en las Meditaciones de los Cantares”, una relectura sapiencial de Teresa de Jesús. Paz, verdad y libertad caminan juntas. La experiencia de nuestra Santa nos interpela y nos ofrece criterios para discernir la paz verdadera y las falsas paces. Si vivimos descentradas, separadas del que tan honda e íntimamente nos habita, el Señor de la paz, no habrá paz posible, ni interior ni a nuestro alrededor. No habrá tampoco verdad ni libertad posibles.

Desde el colegio Santa Teresa de Pamplona, el prof. Kiko Sagardoy nos sumergió en el mundo de la escuela y cómo “Educar en paz”; nos ayudó a escuchar el latido de los niños, adolescentes y jóvenes con los que muchas trabajamos cada día. Ellos son un regalo para nosotras. Viven, como nosotras, en un mundo herido y tenemos la responsabilidad y la vocación de ayudarles a crecer sana y sabiamente en él, de enseñarles a convivir con los conflictos y a manejarlos constructivamente, de acompañarlos en sus equivocaciones, porque también nosotras nos equivocamos.

Al finalizar la tarde, en un tiempo tranquilo, con Salomé Arricibita, pudimos escuchar, desde dentro, las mociones del día y poner en manos de Dios, tantos sueños y deseos, a la vez que nos pacificábamos por dentro y quizá, formulábamos el paso posible.

El panel en el que pudimos escuchar las experiencias de Maite Rey (Colegio de Pamplona), Tíscar Espigares (Comunidad de San Egidio) y Mª José de Fuentes (Colegio Valladolid) nos ofrecieron su experiencia convertida en palabras entrañables, conmovedoras y dichas desde la vida, que lograron tocarnos el corazón y reafirmarnos en la certeza de que educar para la paz, empeñarse en ella e irla construyendo día a día, es posible.

No sé cuál es el poso que os lleváis en el corazón. En el mío queda paz e inquietud al mismo tiempo. Os invito a volver la mirada a San Enrique de Ossó y a escuchar de nuevo dentro el lema de estas jornadas: “Pase lo que pase, construye la paz”. ¡Qué consigna tan bonita y tan comprometida! Pase lo que pase. Volvemos a nuestros quehaceres cotidianos y pasarán muchas cosas, lo sabemos. Se repetirán algunas de las que ya pasan y nos perturban. La vida nos seguirá sorprendiendo cada día, si vivimos con mente y corazón abiertos, atentos. Ojalá nos resuene alguna vez, en medio de las revoluciones del centrifugado, la voz de Enrique: “pase lo que pase, construye la paz” y nos sintamos movidas y con ánimo para dar el paso posible hacia la paz en cada momento, también en los desconciertos, los desencantos, los conflictos y las dificultades.

Termino con unas palabras suyas a la madre Francisca Plá en las que glosa la letrilla de la Santa y la invita, y a nosotros con ella, a esa paz a la vez profunda e inconformista:

“¿Por qué eres tan miedosa y cobarde? ¿Siempre serás cazadora de lagartijas? Buen ánimo, mi hija, y grades deseos si quieres obrar cosas grandes. Nada te turbe, porque viene de Dios todo. Nada te espante, porque, sin permiso de Dios, nada te puede dañar. Todo se pasa, y por lo mismo, no hagas caso de las cosas vanas del mundo. Dios no se muda, y con Él has de fiarlo todo y nunca te abandonará. Ten paciencia con todos y más contigo misma, porque la paciencia todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene, que es Bondad infinita, nada le falta, ni le puede faltar. ¿Por qué,pues, temer a nada ni a nadie? Solo Dios basta. Dilata los senos de tu alma y Dios los llenará porque solo Dios, que la ha creado para Sí, puede satisfacerla. No hay peor mal para el alma que la turbación. ¿Cómo celas los intereses de Jesús? ¿Cuántos corazones le acercarás? No ceses hasta ser otra Teresa de Jesús, como lo desea tu padre y capellán que te bendice.” (hasta aquí las palabras de la clausura)

Detrás de estas palabras queda solo parte de lo compartido y vivido, porque hay mucho más: el trabajo de las hermanas de la Comisión de la Cátedra, -Mª Dolores Iglesias, Ninfa Watt, Carmen Melchor y Teresa Gil-, la acogida y apoyo de la comunidad y personal de la Universidad de la Mística-Cites, la experiencia, formación y compromiso de todos los ponentes y la respuesta de los participantes, pero ante todo queda el grito de nuestro mundo, de tantos hermanos y hermanas clamando por la paz. Con el deseo que de la celebración de la Cátedra se sume a otras muchas iniciativas y contribuya a que la PAZ Y LA JUSTICIA se besen en nuestro mundo, agradecemos lo compartido y confiamos en que en próximas ediciones siga vivo el Espíritu y compromiso de San Enrique de Ossó por hacer presente el Reino.

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