Entre los días 15 y 27 de julio de 2025, la hermana Teresa Katumbu viajó a Burkina Faso en una estancia que incluyó visita fraterna a la comunidad de Gourcy y el acompañamiento a la Asamblea Anual de la Delegación Notre-Dame d’Afrique. Fueron días marcados por la oración compartida, la escucha profunda y la alegría de caminar juntas en fidelidad al carisma teresiano, en un contexto desafiante pero lleno de vida y esperanza.
Del 15 al 18 de julio, Teresa Katumbu visitó la comunidad de Gourcy, al norte del país, en una región marcada por la pobreza extrema, la inseguridad y la amenaza constante del terrorismo. En este contexto de incertidumbre, la presencia teresiana es testimonio humilde y comprometido de una fe encarnada en lo cotidiano.
“Desde el primer momento, las hermanas me acogieron con calidez y sencillez, abriéndome no solo las puertas de su casa, sino también de su corazón”, comparte Teresa Katumbu.
Durante esos días, se vivieron momentos intensos de comunión: oraciones comunitarias, diálogos fraternos y espacios de discernimiento. Fue una oportunidad para conocer de cerca la realidad que viven las hermanas y la misión que desarrollan con coraje y ternura, especialmente a través de la educación.
El sueño de la Compañía en Gourcy es ser casa que acoge, escuela que transforma y comunidad que cuida, acompañando a niñas, niños, adolescentes y jóvenes en situación de riesgo, ayudándoles a descubrir su valor, su fuerza y su dignidad.
“Me impactó profundamente su resiliencia, su fidelidad generosa y silenciosa a la misión, y su testimonio cotidiano al servicio del Reino. Me voy enriquecida y animada, confiando en que el Espíritu sigue sosteniendo su camino y el de toda la Compañía”, expresa con gratitud Teresa.
La comunidad vivió esta visita como un signo de comunión y cercanía, especialmente después de un largo periodo sin poder recibir presencialmente al Gobierno General debido a la difícil situación del país.
Del 24 al 27 de julio, Teresa Katumbu acompañó y orientó la Asamblea Anual de la Delegación Notre-Dame d’Afrique, que se desarrolló en un clima de fraternidad, apertura y discernimiento compartido. El encuentro tuvo como ejes centrales la concreción de la Planificación 2025–2026, la presentación y trabajo del Reglamento Marco para el acompañamiento de la Delegación, y la acogida del Plan Estratégico 2025–2031.
“Fueron días de gracia, encuentro, discernimiento y vida compartida, vividos en clima de apertura, diálogo y búsqueda conjunta”. “Como nos recuerdan nuestras Constituciones, la Asamblea es una oportunidad preciosa para compartir la vida, fortalecer los vínculos fraternos y discernir con sabiduría el camino común.”
Uno de los momentos más significativos fue la acogida del Reglamento Marco, que propone un nuevo modo de acompañamiento. Las hermanas lo recibieron con apertura y responsabilidad, dispuestas a crecer juntas en este nuevo proceso.
Otro momento clave fue la presentación y recepción del Plan Estratégico 2025–2031, fruto de un largo camino recorrido como Delegación, con el apoyo del Gobierno General. Este plan despertó esperanza, visión compartida y sentido de misión.
“La construcción participativa de la Planificación 2025–2026 fue un signo visible del compromiso y el discernimiento comunitario. Me impresionó la seriedad, la fe y la implicación con que cada hermana se dejó tocar y desafiar por este proceso”, destaca Teresa.
Más allá de los documentos y los procesos, lo vivido fue una experiencia espiritual y comunitaria que renovó la confianza mutua, fortaleció la identidad carismática y dejó huellas profundas en cada participante.
“Me queda un profundo sentimiento de gratitud y la certeza de que es posible seguir caminando juntas, sostenidas por Él. Palabras como apertura, escucha, acogida, gratitud, comunión, diálogo, fraternidad y renovación resonaron con fuerza entre nosotras. Estas actitudes, más que conclusiones, son para mí el verdadero fruto de la Asamblea”.
Damos gracias a Dios por este tiempo compartido en Compañía.
