
El día 17 de mayo, el monasterio de Montserrat cumplió 1000 años de su fundación. Algunas de las hermanas del Gobierno General, junto con una amplia representación de hermanas de la provincia de Europa. quisieron peregrinar hasta allí para unirse a la celebración de este acto conmemorativo especial en un lugar tan emblemático para toda la Compañía. Desde allí pidieron, dieron gracias y dejaron a los pies de la Virgen todo el pasado, el presente y el futuro de la Compañía de Santa Teresa. También recordaron con emoción la importancia y significado profundo de este lugar en la historia de las Teresianas de Enrique de Ossó.
La hermana Pilar Liso, Vicaria General, nos dirigía estas palabras antes de la Eucaristía de acción de gracias:
“Este lugar es tierra sagrada para nosotras. San Enrique tuvo aquí un encuentro profundo con Jesús que marcó su vida y misión; aquí celebró su primera misa y volvió siempre en momentos importantes. Hoy, venimos como entonces y tantas veces, a dar gracias y a poner a los pies de la Virgen nuestra vida y misión”. (Palabras de la Vicaria General, Pilar Liso STJ al inicio de la Eucaristía.)
También la coordinara provincial de Europa, Esther Medina, quiso sumarse a las palabras de alegría y agradecimiento:
“Todas las hermanas de la Compañía somos conscientes de lo que Montserrat significó para Nuestro Padre Fundador. Aquí se retiraba, aquí encontró su vocación, aquí decidió ser siempre para Jesús, aquí tuvo lugar su ordenación y su primera misa, aquí tuvo encuentros con amigos en los tiempos dolorosos del pleito…y aquí quiso que subieran sus hijas antes de cualquier paso importante para la Compañía. Sus vínculos con Montserrat fueron tan estrechos que, nosotras, casi no podemos pensar en Montserrat sin pensar en nuestro Padre.”
Sin duda, el monasterio de Montserrat fue para Nuestro Padre, y también para cada una de nosotras, un lugar de especial conexión con Dios y su proyecto. Por ello fue tan emotivo que pudiéramos consagrarnos, como Compañía de Santa Teresa, a la Moreneta. Fue un acto sencillo y lleno de sentido que concluyó así:
“A imitación de San Enrique, que tantas veces acudió a Ti poniéndose bajo Tu amparo y protección, queremos consagrarte de nuevo la Compañía de Santa Teresa de Jesús y ratificar ante Ti nuestra propia consagración. Queremos vivirla como tú, abiertas a la acción siempre nueva y creadora del Espíritu.” (Palabras extraídas del rito de consagración)
También pudimos entregar al Monasterio los volúmenes de la Historia de la Compañía de Santa Teresa… dos historias que, claramente, ya están entrelazadas para siempre.
¡Qué razón tenía Nuestro Padre cuando dijo!: “Hoy estáis en Montserrat (...) y otro día os veréis en cualquier otro lugar donde peligren los intereses de Jesús.” (Enrique de Ossó) Montserrat fue cuna, germen, principio…origen de una pequeña gran revolución que hoy se extiende a lo largo y ancho del globo terráqueo y tiene formas tan auténticas y diversas.
Gracias a la Mare de Déu de Montserrat. Gracias a todas las hermanas que hicieron posible un día tan entrañable. Gracias a Nuestro Padre…gracias al Espíritu, por seguir actualizando nuestro carisma heredado.