
Del 4 de agosto al 2 de septiembre nos congregamos, las hermanas Daira Figueroa (de la Provincia Nuestra Señora de la Esperanza), Elizabeth Martínez y Mariana Gómez (ambas de la Provincia Teresiana de México), en la comunidad de la Casa de Espiritualidad en México quiénes nos acogieron con alegría y calidez para vivir nuestra preparación de Votos Perpetuos bajo el lema: “En ti espero, sírvate yo siempre y haz de mi lo que tú quieras”. Aunque no estuvieron en todo el proceso también nos acompañaron de manera virtual las hermanas Adriana Tukula y Angelina Bambi de la Provincia Nuestra Señora Reina. Este encuentro fue preparado y acompañado por las hermanas Beatriz Herrera y Olimpia Solorzano quien estuvo de manera virtual pero su presencia y compartir cercano se percibieron como si estuviera entre nosotras.
Este tiempo fue para renovarnos y dejarnos sorprender por el llamado de Jesús en una opción vital por Él para siempre. Al convocarnos de diferentes lugares de misión se hizo evidente la fuerza y la riqueza de la Interculturalidad tema con el que iniciamos nuestra formación, así mismo realizamos una relectura de nuestro caminar dentro de la Compañía para reconocer un Si sostenido en el seguimiento de Jesús a través de estos años.
Con la hermana Raquel Navarro profundizamos el Capítulo 1 de las Constituciones para ahondar en nuestra experiencia como Teresianas de Enrique de Ossó y reconocer nuestro modo de hacer vida este proyecto de la Compañía. Con las hermanas Teresa Gil y Thelma Martínez nos tomamos el pulso para cuestionarnos sobre nuestra relación con Dios, con los otros y en la misión a través de la mirada de Teresa y Enrique quienes fueron fieles al proyecto de Dios en sus vidas.
Con las hermanas Olimpia, Beatriz y Michelle Pavón, reconectamos con la fuente que alimenta el llamado que Jesús nos hace, percibiendo como cada una de nosotras le da diversos nombres, tiempos, personas, experiencias… la cual ha sido recreada en distintos momentos por Dios y por nuestro deseo de dar respuesta; que se palpa en nuestro modo de ser discípulas de Jesús como teresianas, reconociendo que “somos con otros y otras”. Todo ello, nos hizo preguntarnos qué significan y cómo vivimos los votos de castidad, obediencia y pobreza, como el modo de amar al estilo de Jesús. Recorrimos nuestro pasado con sus alegrías y tristezas para construir el presente desde la confianza que Dios nos sostiene en nuestra fragilidad para ser sororas, cuidadoras de la vida.
Con la hermana Ma. Rosa Castellanos, nos adentramos en el tema “Convocadas en comunidad, nueva conciencia de identidad comunitaria” iluminadas por el artículo 3 de las Constituciones “Seguimos a Jesús en comunidad y compartimos su misión”, teniendo como telón de fondo nuestras experiencias comunitarias en los distintos lugares de misión, junto con hermanas que han sido significativas a lo largo de estos años, lo cual nos motivó a preguntarnos como alimentar una vida comunitaria profética. Además, abordamos como deseamos y queremos vivir esta nueva conciencia comunitaria, reconociendo lo valioso de los dones y límites personales, en los que Dios actúa para pasar del yo al nosotras y al bien común, tomando como referencia el ícono de Rut y Noemí, con las que aprendemos a vincularnos y acompañarnos como hermanas dentro de la Compañía.
Como parte de la preparación de votos, vivimos una experiencia intercultural en Zona Huasteca de habla náhuatl, para ello viajamos a la ciudad de Huejutla de Reyes Hidalgo, en donde nos reunimos con personal administrativo y jóvenes de Yolistli (vida) con las que tuvimos un espacio de retiro sobre proyecto de vida, con la finalidad de ayudarles a descubrir la pasión que les mueve. También compartimos con la comunidad de Oxeloco donde conocimos el trabajo que realizan con las mujeres de la comunidad: medicina alternativa y artesanías y al realizar visitas familiares nos dimos cuenta de lo vital que es el encuentro con el/la hermano/a hasta el grado de dejar sus actividades para conversar, la jornada concluyó con la eucaristía. Vivir esta experiencia en la Huasteca nos ensancho nuestro corazón y visualizamos el impacto de la Compañía es estas presencias.
Con la hermana Claudia Cuadra hicimos memoria viva de los inicios de la Compañía hasta presente, y descubrimos que toda nuestra vida es mística y misión, gracias a las hermanas que nos han precedido y que nuestro modo de optar por el Reino es a través de una educación que descubre nuestra dignidad, libera y transforma, así que por Jesús hemos decidió venderlo todo, para gozarle más, porque en Él esperamos y nos dejamos moldear por su amor.
Para finalizar les compartimos que en este proceso ha sido significativo los espacios de síntesis, acompañamiento, retiro, paseos y celebraciones pues a través de ellos hemos aprendido a darle nombre a este llamado particular de vivir nuestros votos cómo un único movimiento de amor, así como a confiar en un Dios que cuida de nuestra vocación y se fía de nuestra fragilidad para vivir en comunidad y ser parte de su misión. Al ser una experiencia integradora de manera vital nos ha supuesto retos que deseamos concretizar en la cotidianidad de la misión.
Agradecemos a cada una de nuestras hermanas que nos han acompañado en este tiempo de preparación de votos, con sus oraciones, su experiencia y sus conocimientos. Gracias por hacer posible esta experiencia.
¡Todo por Jesús!