El pasado 24 de enero, de alguna manera, la Compañía de Santa Teresa de Jesús comenzó una travesía importante, porque aunque físicamente solo viajaban desde Costa de Marfil hasta Angola, la hna. Bernarda Mbalombo y las prenovicias María Madeleine Ouedraogo, Hyacinthe Sama y Angéle Ouedraogo, con ellas, dimos un paso más en el planteamiento de la formación inicial como Compañía.
Ya en el mes de octubre, se encontraron en Abidjan (Costa de Marfil), las hnas. María Rosa Castellanos, Delegada general de formación, Anastasie Ahonou, Delegada de la Delegación de Nuestra Señora de África, Rose Kiswendisida Porgo Responsable de prenovicias en Abdiján, Sévérine Sossa-Tado hna de la comunidad formativa del prenoviciado y Josefa Kasinde, procedente de Angola y maestra de novicias en la Provincia María Reina. El encuentro quería cuidar desde el principio el proceso para crear el noviciado interprovincial en Huambo, Angola.
Y después de superar no pocas dificultades relacionadas con la documentación necesaria, comenzaron el camino hacia Angola. Y con ellas, mucha esperanza: la que nace de ver que el carisma teresiano sigue atrayendo a jóvenes, la esperanza de apostar por una formación que nace bajo el signo de la interculturalidad, la esperanza de palpar la universalidad de la Compañía de Santa Teresa, la esperanza que brota de descubrir que somos hermanas, y que aunque vivamos y procedamos de países diferentes, la llamada a seguir a Jesús acorta distancias y diferencias.
No fue fácil iniciar el viaje, pero la espera mereció la pena porque el “relevo” se ha cuidado con mimo y cariño; hasta ahora, las hermanas de la Delegación Notre Dame d'Afrique han acompañado a estas jóvenes, y ahora, confían en el proceso que inician, físicamente, lejos de ellas. Los nervios e incertidumbre de la marcha, sin duda, desaparecieron y se convirtieron en alegría con la bienvenida y el cariño que se palpaba en cada gesto de las hermanas de la Provincia Nossa Senhora Rainha.
Dios tiene sus caminos siempre, y no es casualidad que al final viajaran en la semana que honramos a San Enrique de Ossó… Estamos seguras de que una gracia suya, y que disfrutaría al verlas celebrar ya en Angola, su fiesta.
En unas semanas cinco hermanas, tres de Burkina Faso, y dos de Angola, comenzarán su noviciado, y se unirán a las novicias de segundo año: cuatro de Angola y cuatro de Mozambique. En total trece novicias.
Ponemos en manos de María Reina la vida teresiana en África, y en especial, a estas jóvenes que están comenzando su formación; que descubran la belleza del evangelio a través de nuestro carisma, y que la voz de Jesús las ayude a descubrir la grandeza de vivir el seguimiento como discípulas en comunidad. Y que Santa Teresa y San Enrique las acompañen a ellas y a las hermanas que acompañan su formación; que todas descubran, descubramos, el regalo que es vivir la diversidad y la interculturalidad como camino de encuentro, aunque a veces haya que irlo descubriendo poco a poco.
Acompañamos este tiempo de formación con nuestra oración, y pedimos que otras muchas jóvenes escuchen la llamada de Dios a seguirle en la Compañía.
