Del 17 al 19 de enero ha tenido lugar en la Universidad de la Mística de Ávila la cátedra de Enrique de Ossó bajo el lema: “De los sentidos al corazón, el camino de la educación transformadora.” Una cátedra que ya viene siendo tradición en la Compañía de Santa Teresa y que este año celebra su décimo aniversario.
“Seguimos creyendo en el poder transformador de la educación. Otro mundo, pacífico, fraterno y profundamente humano, será posible construído por mujeres y hombres implicados y abiertos con todos los sentidos y el corazón a la realidad, tal y como es” (Propuesta Educativa Teresiana.)
Este fue el telón de fondo sobre el que vivir unos días intensos de descubrimientos, recordatorios, búsquedas conjuntas y mucha fraternidad.
Desde el viernes hasta el domingo se fueron intercalando ponencias de un talante más teórico y formativo con talleres, conciertos y paneles de experiencias que consiguieron que todos los presentes - hermanas, laicos de la Familia Teresiana y del MTA- vivieran su propio recorrido “de los sentidos al corazón”. Un viaje en el que poner una especial atención a la mirada: a los más desfavorecidos, a los que viven en las fronteras. Una invitación a tener una mirada que reconozca a los otros en todo lo que son. Una mirada contemplativa que siempre es poliédrica y mira con hondura la realidad. Unos ojos capaces de percibir matices y, en general, unos sentidos despiertos y al acecho de ese Dios que se esconde en lo pequeño e imperceptible de cada día. Y todo ello, de la mano de los dos grandes: Teresa de Jesús y Enrique de Ossó, maestros en eso de dejarse transformar por el Dios que habita en la cotidianidad para poder transformar después el mundo.
Un fin de semana repleto de experiencias en el que se ha podido percibir que el legado de Teresa y Enrique sigue muy vivo y reúne a muchas personas diferentes unidas por una misma causa: enteresianar el mundo, hacerlo todo por Jesús.
Gracias a todo el Equipo que hizo posible que esta cátedra pudiera llevarse a cabo y gracias a todas las personas que se desplazaron hasta la gélida Ávila para compartir una jornada difícilmente olvidable. El año que viene, más y mejor.
