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Zaragoza - Sede Casa general de la Compañía

capilla Zaragoza

Tal y como estaba previsto, los días 24 de abril y 2 de mayo, salimos de la Casa general de Roma las siete hermanas que formamos la comunidad de la Casa general en Via Val Cannuta.

¿Qué hemos vivido desde entonces? Pues lo que muchas familias experimentan cuando se hace una mudanza o cambio de vivienda, pero en nuestro caso, la mudanza es proporcional a la “familia” y ya sabemos que la nuestra, ¡es muy grande!

Y esto es lo primero que queremos recoger, el sentido profundo de familia que nos ha acompañado en este tiempo. Primero en Roma, donde nuestras hermanas de la Comunidad de Via Ardea nos acompañaron hasta el final y siguen pendientes de lo que ha quedado allí, y en segundo lugar, las hermanas de las comunidades de Zaragoza que nos han recibido y acogido. Ojalá nunca dejemos de reconocer que hasta en medio de las dificultades y cambios que encontramos, somos unas privilegiadas porque allá donde vamos tenemos casa y hermanas.

Asunción, Pili, Luzia y Gema llegamos el día 24 de abril a la Comunidad del Colegio de Enrique de Ossó en Zaragoza, y allí estaban no solo las hermanas de esta comunidad, sino también las del Teresiano del Pilar que tuvieron que dejar su casa durante meses por las obras de adecuación de la casa. Así que, tres comunidades en un mismo lugar. ¡Y qué bien estuvimos! Experiencia concreta de lo que significa ENSANCHAR LA TIENDA y experimentar que la flexibilidad de las hermanas que nos acogieron hizo que el lugar se ampliase más y más. ¡Gracias!

Cuando llegamos a Zaragoza faltaban algunos trabajos por finalizar, pero eso no dificultó, que junto a las hermanas de la otra comunidad, cada día fuésemos con el empeño de ir preparando todo. Mucho que limpiar, muebles que mover y recolocar… Días de trabajo y cansancio, pero también de ilusión.

Y así hasta el día 2 de mayo en el que llegaron de Roma Ángela, María Rosa y Conchi. Y esa misma noche, todas nosotras y con las hermanas de la comunidad del Teresiano, Mariola, Eloisa, Pepa, Alicia, Mª José, Lourdes y Rosana, dormimos por primera vez en casa.

Dos días después recibimos la mudanza que salió de Roma, y de nuevo las idas y venidas con los mismos hombres que nos ayudaron a recoger todo en Roma y ahora nos ayudaban a colocarlo en Zaragoza. La mudanza y el montaje duró cuatro días. Previamente habíamos pensado dónde ir colocando todo, a veces con dificultad porque las obras no han finalizado, pero el milagro ocurrió, y ya vemos por casa los muebles que trajimos de Roma mezclados con los que había en esta casa, el archivo general montado en su nuevo lugar - aunque aún falta colocarlo-, los libros que se van uniendo a los que había ya aquí, los despachos con los muebles de Roma, las habitaciones, la capilla de la casa para celebrar juntas la Eucaristía y el nuevo oratorio que aún esta por terminar pero que ya acoge a Jesús que nos acompaña día y noche.

Los obreros aún no se han ido porque quedan algunas cosas, pero la vida va cogiendo ritmo y la casa, poco a poco, va siendo casa. Un día vinieron las hermanas Isabel del Valle, Rita Baz y Nina Bosch del Equipo de Gobierno provincial de la Provincia Teresiana de Europa, y también han venido las hermanas de la Comunidad de Enrique de Ossó. Y aunque no está todo preparado fue una alegría acogerlas y enseñarles cómo va quedando, porque de alguna forma, al enseñarlo, enseñamos la que es la casa de todas.

Vamos haciendo camino y confiamos en que en poco tiempo todo esté terminado. Hasta entonces, las dos comunidades intentamos no hacer problema de lo que está sin finalizar, ser flexibles, ayudarnos, pensar y repensar cómo quedará todo mejor, mover un mueble acá o allá, limpiar con la esperanza de que se vaya terminando el polvo de la obra…

Los días corren y aunque aún no hemos tenido mucho tiempo de parar, no es difícil reconocer que en lo vivido Dios se va manifestando y nos acompaña. Hasta las dificultades son oportunidades si las vamos viviendo a su lado y como hermanas.

Seguimos adelante con corazón agradecido y confiamos que todo cuanto vivimos sea bendecido por Dios para bien de la Compañía y del Reino.

Durante estas semanas casi no hemos paseado por Zaragoza, pero la primera salida comunitaria fue para ir a ver a la Virgen del Pilar. Allí le confiamos esta nueva etapa de la Compañía y el próximo Capítulo general.

Terminamos compartiendo que fue emocionante ver llegar en el camión la estatua de Santa Teresa. En Roma se nos saltaron las lágrimas al verla marchar, pero verla llegar aquí fue conmovedor. Aún no está colocada en lo que será su sitio, pero desde que llegó a Zaragoza “vigila” con atención las obras y a los que entramos y salimos de casa, y desde un lugar discreto nos acompaña.

Cuando Santa Teresa presida la entrada de la casa ya finalizada, os enviará una invitación para que, poco a poco, vayáis viniendo a esta su/vuestra casa.

Hasta la próxima. Un abrazo desde Zaragoza.

A continuacion, te mostramos en el video  parte de lo descrito. 

https://youtu.be/9co9Y4R924k