
MEDITACIÓN de Cistina Inogés-Sanz de España
"Iniciamos un proceso espiritual, que eso es la sinodalidad, y lo hacemos con esperanza, decisión, y hambre de conversión para aprender a vivir, de verdad y humildemente, que los mejores puestos en la Iglesia no son los exclusivos y los que separan, sino los que, desde el servicio, inducen al perdón, la reconciliación, y el encuentro.
Somos heridos caminantes llenos de esperanza, confianza y amor en el Dios que no nos abandona y ajusta su paso al nuestro, al ritmo de la acogida, del perdón y de la gracia.
Estamos ante ti, Dios nuestro, como una Iglesia herida, profundamente herida. Hemos hecho mucho daño a muchas personas, y nos lo hemos hecho a nosotros mismos. Venimos desde hace siglos confiando más en nuestros egos que en tu Palabra. Hace tiempo olvidamos que, cada vez que no te dejamos caminar a nuestro lado, somos incapaces de mantener el rumbo adecuado.
No tenemos que tener miedo a reconocer los errores cometidos. Pedro, sobre quién dijiste que edificarías la Iglesia, no comenzó bien su misión. Te negó tres veces; luego, fue al sepulcro, lo vio vacío, volció con los demás, pero no anunció tu resurrección. Esto, que era fruto del miedo que sentía en esos momentos, se tornó decisión, fuerza y fe para cumplir el mandato que le habías dado cuando recibió la fuerza del Espíritu Santo.
Es bueno y saludable corregir los errores, pedir perdón por los delitos cometidos, y aprender a ser humildes. Seguramente viviremos momentos de dolor, pero e dolor forma parte del amor. Y nos duele la Iglesia porque la amamos." (...)