Del 27 de octubre al 2 de noviembre ha tenido lugar en Roma el jubileo del mundo educativo, un acto que se ha celebrado dentro del marco del año jubilar de la esperanza. Aprovechando la ocasión, entrevistamos a las Delegadas de Educación y les hacemos algunas preguntas sobre la educación y su relación con la esperanza.
¿Qué aporta a la educación general el hecho de que se viva desde una mirada teresiana?
Vivir la educación general en clave teresiana es poner a la persona en el centro reconociendo su dignidad y conduciendola a vivir desde la clave del encuentro y la relación. La educación es capaz de dar sentido a la vida desde relaciones que fomentan el encuentro con Dios, con uno mismo y con los demás. Como dice nuestra propuesta educativa teresiana, la educación teresiana colabora “a crear condiciones para que la persona viva conforme a esta dignidad, interioridad y relacionalidad, sabiéndose situada social y globalmente· (Carmen Barrios, stj)
Siento, creo y pienso que el aporte desde nuestra mirada teresiana a la educación se orienta desde lo siguiente: Teresa de Jesús y Enrique de Ossó, fueron osados en su época, vivieron una honda y profunda experiencia de Dios que no les dejó indiferentes ante una sociedad que vivía alejada o a espaldas de las dinámicas del Reino de Dios. Esta mirada contemplativa a la realidad les llevó a ser capaces de poner en diálogo la experiencia de fe con la cual fueron enriquecidos por la gracia de Dios. También les hizo sagaces para percibir los gérmenes de vida que subyacían en ella. El Espíritu de Dios toma su protagonismo y, fieles a esa voluntad, se ponen en camino, como amigos fuertes de Dios, para permear la sociedad con una siembra que contenía las semillas del reino. La familia teresiana encarna esta dinámica del Espíritu de la cual toma forma nuestro carisma, riqueza invaluable para la Iglesia y para la humanidad.
Desde la educación Teresiana cultivamos la interioridad de la persona para que pueda ser experiencia viva de una espiritualidad que no se limita a engolosinar nuestro ser de creatura, sino que nos trasciende a hacer realidad la convicción que Teresa nos expresa en su madurez espiritual: “Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras” (7M 4, 6).
Fruto del encuentro amoroso entre Dios y la persona, brota la capacidad que llevamos de ser hermanas y hermanos. La fraternidad universal es la expresión máxima de este amor, por ello, es don y también una tarea. La educación teresiana propicia escenarios donde se aprende a convivir con todas y todos, acogiendo, respetando la diversidad de edades, credos, lenguas, culturas, ideologías... Apostamos por una comunión capaz de acoger la diversidad como riqueza y un espacio de para fraguar entre todos, una solidaridad universal. Todo está interconectado, somos parte de la creación. Estamos invitados a cuidar la casa común que se nos ha regalado para vivir. La crisis socio – ambiental por la que estamos pasando, es fruto de las dinámicas de destrucción del planeta que los seres humanos estamos provocando, es fruto de dinámicas el uso irresponsable de los bienes que la naturaleza nos brinda para la existencia. La educación teresiana entre sus desafíos está sensibilizar a la persona ante esta crisis socio – ambiental y cultivar en cada ser humano la capacidad de respeto y cuidado ético hacia la casa común. Dios ha querido entrar en comunicación con el ser humano. Se ha encarnado en nuestra carne para enriquecernos con los dones de su gracia. Creemos profundamente en esta posibilidad de comunicación entre Dios y la persona. La educación teresiana propicia itinerarios espirituales que le permiten a la persona hacer experiencia de encuentro hondo, profundo con este Dios que no se cansa de buscarle para conectarla con su ser más profundo que da sentido a su vida y la trasciende hacia un horizonte donde es posible un cielo una tierra nueva para todos. (Luz Marina Tello, stj)
Santa Teresa de Jesús nos invita a mirar al ser humano como un ser integral, habitado por Dios, con una dignidad que no depende de logros externos, sino de su riqueza interior. Desde esta visión, la educación teresiana se propone:
- Formar seres humanos con sentido crítico, capaces de transformar su entorno desde un sentido de justicia y compromiso.
- Construir comunidades llamadas al diálogo, espíritu crítico, amor y respeto a sus semejantes.
- Generar agentes innovadores y capaces de dar respuestas audaces y humanizadoras a los desafíos del mundo actual.
- Promociona el cultivo de la interioridad que despierta la compasión y el compromiso con los más vulnerables.
- Desarrollar una conciencia ecológica que reconozca la vida como un don que debe ser protegido y amado. (Claudia Mercedes Cuadra Stoupignan, stj)
Une vision inspirée de Thérèse pourra apporter à l’éducation son sens authentique: valoriser la personne et la former dans toutes ses dimensions pour qu’elle soit épanouie et agent de transformation sociale. Une éducation inspirée de Thérèse, doit nous rendre plus sensible à ce qui se passe autour de nous, plus humain et ouvert à toute personne sans distinction de race, de culture, de religion, d’ethnie…(Rose PORGO, stj)
Ganha a humanização, o sentido crítico, um estilo espiritual centrada em Jesus. Valoriza a vida interior e o silêncio. (Mariana Nachingolo,stj)
Enrique de Ossó nos invitó a “educar según el espíritu de Teresa de Jesús” y esa llamada sigue resonando hoy con fuerza. Educar, para nosotros, es mucho más que transmitir conocimientos: es ofrecer una mirada sobre la vida y un camino para ser persona desde la experiencia teresiana. Educar desde esta antropología propia implica reconocer a cada ser humano como una persona preciosa a los ojos de Dios, llena de hermosura, dignidad y grandes capacidades. Un ser en proceso, que —acompañado con amor y respeto—, y pese a los condicionantes de su contexto, posee la posibilidad de crecer, desarrollarse y transformar su vida desde el ejercicio de la libertad, convirtiéndose en protagonista de su propio proceso educativo.
Desde esta convicción, la educación teresiana busca despertar en cada corazón la capacidad de:
• Vivir desde dentro, con hondura, cultivando la conciencia de quién es, de las propias posibilidades y límites, para afrontar los retos de la vida y poner lo mejor de uno mismo al servicio de los demás.
• Reconocerse habitado por Dios cultivando una relación viva y cercana con Él, como con un amigo, hasta dejarse guiar por su presencia y encontrar en Él el sentido y la alegría de vivir.
• Vivir en relación con los otros y con el mundo, comprendiendo que crecemos en comunidad, que solo somos en la medida en que somos con otros, que solo en el encuentro sincero nace la empatía, la compasión, el diálogo y la mirada comprometida hacia la realidad.
• Emprender acciones transformadoras, evitando la indiferencia ante la realidad de nuestros hermanos y de la casa común, participando activamente en la transformación de todo aquello que es posible cambiar frente a las situaciones de injusticia y desigualdad social.
La experiencia de Teresa de Jesús nos recuerda, además, que el camino se recorre en comunidad. La transformación se hace realidad a través de grupos de personas que, unidas por sueños compartidos, encarnan el proyecto de Jesús y hacen posible el cambio. Nuestras comunidades educativas están llamadas a ofrecer esos espacios comunitarios donde florezcan relaciones humanizadoras, integradoras, equitativas y de comunión. (Pepi García Martínez, stj.)
¿Por qué apostar por la educación es apostar por la esperanza?
Porque educar es apostar por un mundo mejor, es abrir a los educandos a un mundo de posibilidades y oportunidades. La educación es capaz de transformar vidas y el mundo que habita. Hace posible la toma de decisiones con libertad, coherencia y comprometida con su realidad. Apostar por la educación en clave de esperanza porque es creer que la persona es capaz de transformarse y transformar. (Carmen Barrios, stj)
La educación, como bellamente lo dice el Papa Francisco, es un acto de amor y esperanza. Mediante ella es posible: fraguar en el ser humano y en la sociedad la capacidad de recuperar el sentido de la fraternidad; el cuidado ético del planeta; el cultivo de mentes abiertas capaces de entrar en relación con lo diferente, con lo diverso, sin perder su esencia e identidad propia; cultivar la interioridad como espacio privilegiado para entablar una relación de amistad con Dios y consigo mismo que le permita reconocer sus dones, talentos, habilidades, capacidades para ser y estar en el mundo y, sobre todo, beber de la fuente de vida que es el mismo Dios que le concede vida y vida en plenitud.
Por esto y muchas razones más considero que la educación es el arma más poderosa para transformar al ser humano y a la sociedad. Esto es motivo de esperanza y motivación para seguir en este noble empeño. (Luz Marina Tello, stj)
Apostar por la educación es apostar por la esperanza del cambio por un futuro más, humano y solidario porque cada espacio educativo representa sueños y esperanza; porque acompañar procesos educativos es sembrar con la esperanza de cultivar empatía, diálogo, apertura a lo diferente y compromiso solidario; porque en el contexto del jubileo del mundo educativo, celebrar y renovar nuestra misión es recordar que creemos en la capacidad del ser humano para transformar el mundo. Es confiar y fortalecer la esperanza de que, incluso en tiempos difíciles, la educación teresiana sigue siendo propuesta que libera y transforma. (Claudia Mercedes Cuadra Stoupignan, stj)
“Eduquer, c’est semer l’espérance dans le coeur de l’homme” Pape François.l’éducation ouvre les yeux et permet de chercher, de comprendre, de faire un choix éclairé, d’aller vers les autres pour donner et recevoir. Investir dans l’éducation, c’est miser sur l’espérance, car lorsque la personne est sensible à sa réalité et est éclairée, elle est capable de bonne réflexion, de transformation sociale et ne rêve que d’un avenir meilleur. (Rose Porgo, stj)
É apostar na esperança porque abre caminhos para jovens e adolescentes ao descobrir o plano que Deus tem para cada um/a. É apostar na esperança porque fazemos conhecer Jesus fonte de Esperança através da sua Palavra. (Mariana Nachingolo,stj)
Enrique de Ossó tuvo la audacia de soñar que, educando al estilo de Teresa de Jesús, sería posible “regenerar el mundo”. Su confianza en la fuerza transformadora de la educación sigue siendo hoy una llamada vigente: creemos, como él, que educar puede generar cambio y abrir caminos hacia un mundo nuevo, si ayudamos a las nuevas generaciones a formarse para que su vida y su compromiso encarnen una alternativa evangélica al paradigma actual.
La educación es siempre una puerta abierta. Abre horizontes, despierta posibilidades, prepara el terreno para una vida que comienza y para unas potencialidades que esperan desplegarse. A través de ella podemos derribar desigualdades, tejer fraternidad y reconstruir el tejido social, hasta hacer realidad sociedades más interculturales, democráticas, inclusivas y solidarias.
Pero este horizonte nos desafía. Nos invita a discernir y orientar nuestros esfuerzos hacia el tipo de educación capaz de transformar: aquella que cultiva en niños y jóvenes las virtudes y capacidades que los harán libres, compasivos, críticos y comprometidos. Una educación que se construye en la experiencia viva del aprendizaje, en el acompañamiento cercano y en la confianza profunda en el potencial de cada persona.
Educar así significa responder al llamado del Pacto Educativo Global al que nos invitaba el Papa Francisco: unir fuerzas para poner a la persona en el centro, cuidar la casa común y construir, juntos, un futuro donde la esperanza y la fraternidad sean posibles para todos. (Pepi García Martínez, stj)
Agradecemos este jubileo del mundo educativo que nos da la oportunidad de volver a pensar en la educación “a la teresiana” y nos permite pensar en ella en clave de Esperanza.