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Entretejidas por el Espíritu: el TER, Un tiempo de Gracia.

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Tres semanas después de que diera comienzo la experiencia TER, las hermanas nos comparten lo que esta experiencia está suponiendo para ellas.

“No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto” (Rm 12,2)

Hemos atravesado ya la tercera semana de esta experiencia TER, un tiempo fecundo propiciado por las vivencias compartidas de Carmen Jalón (1) , Adriana Milmanda (2) , Martín Iriberri (3) sj y Guadalupe Hoyos stj. Al compás de la vida y el contenido, sus aportes se han ido entretejiendo con hilos de sentido, presencia y apertura. Cada método, cada puesta en práctica, cada experiencia vivida ha estado precedida por una disposición radical: dejar que Dios tome su lugar en nuestro proyecto, en nuestra historia y en nuestro discernimiento.

En este caminar, hemos ido asumiendo paso a paso lo que la Vida nos pide hoy. Porque estamos en tiempos de cambio, y la Vida clama. Clama por espacios de autenticidad, por corazones disponibles, por comunidades que se atrevan a mirar más allá de sí mismas. Y nosotras, como Compañía, con toda nuestra realidad, queremos seguir brindando nuestro caudal de dones al servicio de esa Vida que nos convoca.

Estas tres semanas han sido una invitación constante a vivir en conciencia plena. A cultivar una atención que no se dispersa, sino que se dispone a dejar brotar las semillas de compasión que nos impulsan a salir del individualismo y configurar el “nosotros”. Un nosotros donde lo diferente no amenaza, sino que revela novedad. Donde lo inabarcable, lo incomprensible y lo complejo de la realidad nos recuerda que solos no podemos. Solo es posible avanzar como humanidad si, como comunidad en discernimiento, asumimos el reto de salir de las respuestas individuales. Sostenernos en medio de lo complejo exige apertura de mente, corazón y espíritu. Y eso es lo que estamos aprendiendo juntas: a ser cuerpo, a ser comunidad, a ser presencia viva que responde al clamor de la vida.

En tierras donde el Espíritu de Teresa continúa siendo eco fecundo de valentía, osadía, fe, audacia femenina, cuidado y amor por la humanidad, aquí vamos dando nombre y aumentando nuestros deseos; permitiendo que aquellos lugares  donde Teresa apostó su semilla y dio fruto en abundancia, nos ayuden a descubrimos como esa semilla en proceso, dispuestas a germinar. 

Acompañamos desde la oración y el recuerdo a estas hermanas para que su experiencia TER siga dando frutos abundantes.

  1. Misionera de la Caridad, Formadora de interioridad en clave de Atención plena y Tradición cristiana.
  2.  Religiosa de la Congregación Misionera de las Siervas del Espíritu Santo.
  3.  Jesuita, Director General de Entreculturas y Alboan.

 

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