
La fidelidad al Evangelio y las situaciones de injusticia nos comprometen a vivir con sencillez y a fomentar la interdependencia, la comunicación de bienes y la solidaridad. Confiando en la providencia de Dios compartimos los bienes materiales con actitud de gratuidad y desprendimiento. (1 Artículo 130. Constituciones de la Compañía de Santa Teresa de Jesús.)
Del 12 al 21 de julio, las hermanas Cristina Elgorriaga, Ecónoma General, y Maritza Cisneros, miembro del equipo general de economía, han visitado la Provincia Nuestra Señora Reina.
A raíz de la visita a la Provincia que el Equipo General hizo en el mes de agosto de 2024, se vio la necesidad de reforzar el área de la economía para que nuestra administración se caracterice por “la profesionalidad y la transparencia y que los bienes cumplan su función de medio y no de fin. Todas somos responsables, en determinada medida, del buen uso y administración de los bienes.” 2 Artículo 132.
Durante estos días, hemos tenido la posibilidad de compartir fe, vida y aprendizaje con las ecónomas locales y dos laicas de la Familia Teresiana en las casas de Viana (Luanda) y Cacilhas (Huambo).
Agradecemos todo el trabajo previo realizado desde la Provincia y a nivel local para recopilar la información necesaria para implementar el nuevo programa de contabilidad. También valoramos la acogida y la sencillez con la que nos han compartido su manera de vivir el seguimiento a Jesús y de situarse en relación con los bienes económicos. Hemos conocido de cerca cómo adquieren los bienes, fruto de su trabajo; cómo los administran y comparten mediante la caixa común; y el uso que hacen de ellos para que estén al servicio del Reino, apoyando a las personas y familias más necesitadas y vulnerables.
Con ilusión, dedicación y entrega, hemos presentado y ellas han acogido la nueva aplicación para introducir la contabilidad de las comunidades.
Destacamos el modo en que nos hemos ayudado mutuamente, a pesar de las limitaciones en la conexión a Internet y en los recursos tecnológicos. Las horas de trabajo en equipo han dado su fruto. Sentirnos hermanas, compartir la fe y el trabajo conjunto como lo hemos hecho estos días, nos confirma que otro modo de llevar la economía es posible.
Confiamos en que esta experiencia y el trabajo iniciado marquen un paso significativo hacia una economía más evangélica, participativa y sostenible, donde cada comunidad, acompañada desde la provincia, pueda seguir avanzando en la corresponsabilidad y en la misión compartida, haciendo vida el Evangelio, también en la administración de los bienes.