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¡Ven! En medio de este mundo, contamínate

La hna. Rosa durante la bendición de su envío

La hna. Rosa del Valle stj ha escrito un artículo para Global Sisters Reports donde nos comparte una reflexión sobre el mundo actual y la manera de ser y estar en él, invitándonos a contaminarnos. Agradecemos su mirada y testimonio, y como Compañía nos sumamos a su petición esperanzada, no seamos impermeables, contaminémonos y como dijo el Papa, seamos santos de la puerta de al lado.

"Contamíname, mézclate conmigo que bajo mi rama tendrás abrigo"

Cuando era religiosa joven, cantábamos este estribillo, soñando con una vida religiosa así, 'contaminadas', sin ser muy conscientes de lo que eso significaba.

En los últimos años, en Cuba, me contaminé con el agua, me enfermé de hepatitis y, después, parecía un zoológico de bacterias. Me contaminé con parte de ese daño antropológico que no voy a enumerar. Pero también me contaminé de la lucha por la vida, de valorar lo pequeño y simple, y de hacer fiesta y disfrutar en medio del dolor, la escasez y la represión. No puedo enumerar la cantidad de contaminación de dolor y alegría compartida en los diversos países de América en los que he vivido.

"Contamíname" ya no es un canto poético: es dolor por la impotencia ante un pueblo torturado y reprimido, es dolor cuando nos quieren robar la esperanza. Es dolor ante una isla destrozada, expoliada; y ante tantos pueblos del mundo que también sufren miserias, guerras y desangramiento por la migración y por Gobiernos que solo buscan el poder.

También es dolor ante parte de nuestra Iglesia en diversos países que no quiere contaminarse, mezclarse, caminar junto a su pueblo, fomentar la hermandad, la sororidad y la sinodalidad, sino que mira desde arriba, como esos Gobiernos a los que parece que no les afecta la realidad sufriente.

Por eso miramos a Jesús, quien sí se dejó contaminar, y nos brota con fuerza ese grito: "Ven, Señor Jesús". En medio de este mundo, contamínate, sigue contaminándote de humanidad, mezclándote con nosotros para hacernos un poco más humanos, un poco más como Tú. Ven, Señor Jesús, contamíname, mézclate conmigo; bajo tu rama, tendremos abrigo. Viviremos por Ti, contigo, en Ti, como decimos en la Eucaristía, en ofrenda al Padre, en su abrazo, que es el Reino ya aquí.

El Apocalipsis, ese libro de esperanza en tiempos de persecución, nos muestra la realidad dura y a la vez la promesa: junto a los jinetes de guerra, hambre y muerte, cabalga Jesús, "viste un manto blanco empapado en sangre", "de su boca sale una espada afilada". Él también se implica con la realidad, se contamina, mancha, comparte el dolor hasta el extremo, y denuncia con su Palabra incisiva. El Cordero degollado, pero en pie, nos promete "un cielo nuevo y una tierra nueva", donde enjugará las lágrimas, y no habrá ya muerte, ni llanto ni dolor, porque el mundo viejo habrá pasado. Así, "el Espíritu y la Iglesia claman: '¡Ven, Señor Jesús!'. Que el que escucha diga también: '¡Ven!'. El que tenga sed, que se acerque, y reciba gratuitamente el agua de la vida".

La hermana Rosa del Valle es religiosa de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, nació en España y ha vivido en América durante 20 años. Ha residido en Uruguay, Ecuador y Cuba, y actualmente vive en Asunción, Paraguay. A lo largo de su misión ha trabajado en comunidades sencillas, acompañando catecumenados de adultos y jóvenes. En Cuba, integró el equipo del Sínodo en La Habana y colaboró con artículos para Vida Cristiana, reflexionando sobre la vida cotidiana y de la Iglesia a la luz de la Palabra. También ha acompañado ejercicios espirituales y apoyado a religiosos jóvenes. En las imágenes aparece el día de la bendición de envío tras dejar Cuba recientemente. También aparecen imágenes de una eucaristía del equipo del Sínodo en La Habana.

  • La hna. Rosa durante su envío
  • Rosa en Cuba
  • Eucaristía con el equipo del Sínodo en La Habana