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Día Internacional de los Pueblos Indígenas

Pueblos originarios

El 23 de diciembre de 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que el Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebraría cada año el 9 de agosto. La fecha conmemora la primera reunión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas en 1982. Este año el lema del Día Internacional de los Pueblos Indígenas es "proteger los derechos de los Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial."

Los pueblos originarios están repartidos por 90 países de todo el mundo y representan el 15% de la población más empobrecida. Los desafíos de estos pueblos son múltiples. Entre ellos, destacan la negación a su derecho de controlar su desarrollo basado en sus propios valores y necesidades, la falta de representación política y, en consecuencia, la dificultad de acceso a servicios sociales básicos. 

Estos pueblos desarrollan su vida en torno a la comunidad y la naturaleza. No es sorprendente que con la reaparición de nuevos caminos de ecología integral y sinodalidad, los pueblos originarios sean una inspiración para desarrollar nuevos formas de convivencia más sinodales y sostenibles.

En este periodo capitular de la Compañía de Santa Teresa de Jesús nos sentimos especialmente invitadas a profundizar en una identidad comunitaria en la que el modo sinodal sea testimonio de la posibilidad real de la unión en la diversidad. Cuando ensanchamos el espacio de nuestra tienda, nuestra tierra se vuelve más permeable y fértil.  Así, reconocemos el valor de los pueblos originarios de la Amazonía y del territorio africano y la riqueza que estos suponen para la Compañía. 

“Aprender de la sabiduría de todos los pueblos originarios y afrodescendientes: sus modos de vida y convivencia, relación con la naturaleza, cuidado de la salud y de la casa común, la aplicación de la medicina alternativa y tradicional, la espiritualidad y el sentido religioso de todo lo creado.” Opción Capitular,  XVIII Capítulo General.

Compartimos algunos testimonios de hermanas nacidas en pueblos originarios de la región de la Huasteca o que viven insertas en ellos desde hace muchos años.

Hna. Josefina Bautista:

“Lo que valoro muchísimo de mi cultura es la manera de transmitir la fe de generación  en generación. No necesita de libros, sino de la manera de ser, de relacionarnos con la familia, con la creación, con el Dios de la Vida, con el Dios por quien se vive.”

“Otro valor es la unidad en la familia. Podemos ser muy diferentes pero la unidad nunca se pierde.”

 “Qué importante el trabajo de campo, que es un momento importante donde se ve la lucha, la perseverancia, la relación con Dios y con la tierra que nos da vida y esperanza.”

 “La palabra de las autoridades pasadas es muy importante  para formar a las autoridades presentes. Cuando hay cambio de autoridades, las pasadas tienen que estar ahí, dando una palabra.”

“Las fiestas son muy importantes, hay que festejar para agradecer a Dios. Vamos a bailar, nuestro cuerpo es signo de agradecimiento.”

“Me fascina, me encanta la manera de transmitir la música.”

Hna. Nicanor Álvarez:

“Valoro la unidad familiar, la sabiduría de los antepasados que se transmite a los más pequeños. La sensibilidad por la fe y lo religioso. La solidaridad con los que más lo necesitan.”

La vida del pueblo, que tiene su propia organización en los arcones: territorio, asamblea, trabajo común, lengua y fiesta”.

“El papel de la mujer es estar al frente de la familia, es la que une y la que da la vida”.

Hna. Lucía Martínez: 

“La mamá siembra el valor en los hijos y lo que se va sembrando en la familia, se va extendiendo al resto de la comunidad”

“Es una vivencia humana, en libertad, de lo que cada uno lleva en su corazón.”

Hna. Josefina Matesanz:

“Valoro mucho la espiritualidad indígena porque en ella los hermanos y hermanas viven la presencia de Dios en todo, especialmente en su contacto con la naturaleza.

“La espiritualidad se muestra en todo, sobre todo en las fiestas patronales.

El Xantolo es la fiesta de los muertos, en la que compartimos con quienes nos precedieron y les llevamos ofrendas. Vivimos la experiencia de que todos somos uno.”

“No existe el individualismo, se piensa en comunidad”.

“Valoro la pastoral indígena y comunitaria”.

Hna. Elizabeth Martínez  Campos:

“Lo que más valoro es el trabajo comunitario, la esperanza que manifiestan, la vivencia de sus fiestas, la lengua náhuatl, las leyendas, el curanderismo (medic@s tradicionales), el silencio en la contemplación de la naturaleza y el trabajo arduo que sustenta a la familia.

Damos gracias a Dios por tanta sabiduría e intuición vital que nos regala a través de los pueblos originarios. Gracias también a cada una de las hermanas que cuidan y perpetúan esta particular forma de vivir. Hoy, de manera especial, nos unimos a todas vosotras. 

Pueblos originarios
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