
"siento un gran agradecimiento por tanta vida descubierta, tanta vida heredada de quienes nos han precedido"
En esta ocasión tenemos la suerte de entrevistar a la hermana Asunción Álvarez, una de las tres hermanas que formó parte del equipo de redacción de la historia de la Compañía.
Con motivo del aniversario de la fundación de la Compañía, hemos querido compartir de primera mano, la importancia y el proceso de creación de esta obra que tanto nos ha ayudado y nos sigue ayudando a vivir un presente y un futuro esperanzador, teniendo las raíces bien ancladas en lo que somos y acogiendo con gratitud tanta vida heredada.
¿Cuáles fueron los tiempos? ¿Cuándo se decidió empezar a escribir la historia de la Compañía? ¿Desde qué lugar se escribió?
La Historia de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, en 10 volúmenes (planteada de forma temática), como hoy la tenemos editada, tiene su “inspiración” en el Capítulo General de 1999 que pidió “revisar y continuar” la historia que con cariño llamábamos “librito rojo”. Fue un bonito esfuerzo de unas hermanas que quisieron reconectarnos con nuestras raíces, nuestro carisma y nuestra andadura.
Por encargo del gobierno general: En marzo 2001, Amelia Pérez de Camino y yo, iniciamos el proyecto de una nueva Historia contactando con especialistas en historia de la vida religiosa y lectura de obras de otras congregaciones. Contando con la asesoría de Joan Bada e.p.d.), sacerdote secular, catedrático de Historia Moderna y profesor de la Universidad de Barcelona y de la Facultad de Teología de Cataluña.
En junio en un encuentro con el Gobierno general hicimos el primer planteamiento del trabajo y el diseño del proyecto. Para presentar en septiembre el índice y enfoque de la obra. Enseguida tuvimos el primer contacto con el Archivo general (AGSTJ).
Más tarde Laura Rius se incorporó al equipo en 2004.
Durante estos años, hasta llegar al fin a los 4 tomos generales, el 27 de enero de 2016, hubo muchos meses de trabajo intenso en el AGSTJ y varias reuniones con el Gobierno general para que fueran siguiendo el proceso de elaboración.
¿Qué personas y/o comisión se encargó de ello? ¿Cada una se encargó de una parte o todas colaborasteis en todo?
Los 4 volúmenes generales han sido el resultado de un trabajo de campo, elaboración y redacción muy compartido entre las tres hermanas que formamos el equipo. La redacción última, revisada por todas muchas veces, la asumí yo, Asun Álvarez.
Los 6 volúmenes de las provincias han sido el trabajo de cada equipo provincial designado por su provincia para ello. Evidentemente, contando siempre con la colaboración de otras hermanas.
El equipo de Historia, en ese caso Gemma Bel, sustituyó a Laura Rius y en diálogo con ellas, respondíamos de cotejar datos y dejar elaborada la redacción definitiva, respetando siempre su propio estilo.
¿Por qué crees que es importante no perder de vista las raíces de la Compañía?
Tengo la certeza, de que volver a las raíces, ahondar en los cimientos de la “obra predilecta” de Enrique de Ossó, nos ayuda a seguir ofreciendo de forma “viva” el carisma teresiano a la mujer y al hombre de hoy. Y que aprovechar la experiencia vivida es imprescindible para enriquecer nuestro presente y para proyectar el futuro.
En estos momentos que se está fortaleciendo la Familia Teresiana y queremos ampliar nuestra espiritualidad a los laicos, y esta obra es un instrumento muy válido.
Eso sí, es bueno advertir que son unos libros para ser leídos poco a poco, y según el interés del lector/a o grupo, en cada momento. Y tomo prestadas unas palabras de Asunción Codes en la presentación del Vol. I: Sabemos que, tal y como está concebida la obra, no debería ser la Compañía de Santa Teresa su única destinataria. Todos los miembros de la Familia Teresiana, laicos, amigos y colaboradores, y cuantos desean conocer más de cerca esta “obra predilecta” de san Enrique, deben sentirse invitados a leer estas páginas. Con las mismas palabras utilizadas por el Fundador refiriéndose a Teresa de Jesús, hoy decimos del carisma teresiano de Enrique de Ossó: “Es una mina aún sin explotar”. Está a la espera de nuevos modos de vivirlo y ofrecerlo a los hombres y mujeres del siglo XXI.
¿Qué significó para ti formar parte de ese proyecto? ¿Qué te aportó como teresiana?
Dicen, que para los creyentes, en la vida no hay casualidades, sino que todo es una gran Providencia (cuidado) de Dios. Así resumiría mi experiencia, ya terminado el proyecto. Lo inicié con conciencia de una enorme responsabilidad en las manos y no sé si era miedo, pero sí un gran respeto hacia la tarea asumida. Y debo decir, que el sentimiento final ha sido de un gran agradecimiento por tanta vida descubierta, tanta vida heredada de quienes nos han precedido. Y, por supuesto, agradecimiento a Enrique de Ossó, que no guardó, sino que ofreció al mundo, como regaló, el carisma, el don recibido.
Y a propósito de los años “gastados” entre documentos de “familia”, archivos… en el “ferragosto” romano, debo decir que estoy muy de acuerdo con lo que dice la sabiduría popular: el roce hace el cariño. Y esos lazos trenzados con Enrique y las hermanas que fueron “pilares” de la obra y las que la han ido consolidando, deja un gran poso de afecto.
¿Podrías compartir alguna experiencia significativa del proceso de documentación y redacción?
El proceso de elaboración de la Historia ha sido tan largo que las experiencias han sido muchas. Destaco alguna:
Ha sido un regalo el contacto directo con las “fuentes” de la Compañía y el poder ofrecerlas a través de miles de notas a pie de página en cada hoja escrita, que pueden ayudar a la investigación-profundización a la Familia Teresiana.
Otra experiencia que destaco es la de trabajar en equipo y, sobre todo, la de hacerlo “en red” (enredadas) con tantas hermanas de América y África y Portugal y España. Toda una red de colaboradoras.
En cuanto anécdotas en la redacción: innumerables. Sólo una: desde el inicio, el equipo pusimos mucho interés en redactar de acuerdo con la última normativa de la RAE, con algunas novedades ortográficas. Decisión que no aclaramos a las provincias. Ya en uno de los primeros documentos que enviamos, una hermana encantadora, nos contestó que habíamos escrito con muchas faltas de ortografía.
Nos encantó y, sobre todo, fue el motivo y el momento de justificar los cambios.
Con todo, tenemos en nuestras manos, un relato expresado con las luces y sombras que han ido configurando, a lo largo de los primeros 125 años a la Congregación y se quiere hacer memoria del camino recorrido.
A través del relato se deja el parecer a la lectura atenta e intuitiva de cada lector. La historia continúa, toca a la generación actual y a las siguientes continuarla, seguir elaborándola con una fidelidad creativa al carisma recibido, y brindarlo de forma comprometida a sus coetáneos.