
La hna. Gloria Pastor stj es la Delegada diocesana de Catequesis en la Diócesis de Ciudad Rodrigo, España. Con motivo de la Festividad de San Enrique de Ossó, patrón de los catequistas españoles, comparte cómo celebran a San Enrique y su misión en la Diócesis.
“Ya se ha hecho tradición, después de los seis años que llevamos en la Delegación de Catequesis, que alrededor de la fiesta de Nuestro Padre, 27 de enero, los catequistas civitatenses tengamos el Encuentro Diocesano para festejar a nuestro patrón San Enrique de Ossó.
Este año el encuentro fue el día 21 en los locales del Seminario Diocesano.
Acudió un nutrido grupo de catequistas que vinieron de los distintos Arciprestazgos.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de nuestra Diócesis se extiende por lo que llaman “la raya” o frontera con Portugal. Pueblos con gente mayor y pocos niños, -en algunos no hay niños-pero los catequistas saben bien y así lo viven, lo que decía San Enrique, aunque haya un solo niño hay que enseñarle, con la palabra y con la vida quien es Jesús.
Se abrió el encuentro con una acogida musical a cada Arciprestazgo, seguida de una bienvenida por parte de nuestro obispo D. José Luis Retana.
Tras esta intervención impartí la charla sobre “La misión del catequista” según el Directorio para la Catequesis. Al concluir hubo un tiempo de “cuchicheo” por grupos, y se presentaron problemas y dificultades con los catequizandos según edades, y se compartió distintos modos y actividades que algunos catequistas desarrollaban en su empeño por “desescolarizar” la catequesis.
Después de este rato, muy rico, nos fuimos a la iglesia para celebrar la Eucaristía presidida por el señor obispo, donde renovamos nuestros compromisos como catequistas y en la que fuimos enviados a la misión de la catequesis.
Se obsequió a cada catequista con un marcapáginas con el “Decálogo del Catequista” según Enrique de Ossó en su “Guía práctica del catequista” y un llavero con la frase “Soy catequista”. Les hizo mucha ilusión el detalle, pero todos me hablaban del Decálogo.
Y terminamos el encuentro con una merienda festiva compartiendo lo típico de cada Arciprestazgo que ellos habían traído.
Se fueron encantadas (mayoría aplastante, mujeres) manifestando lo bien que había estado el encuentro. Una catequista, que iba por primera vez, me dijo: - ¿Cada cuanto es esto? – Una vez al año, contesté. - ¿sólo? Es que me ha encantado. – Una vez al mes nos reunimos para formación. – Ya, pero no puedo acudir por el trabajo.
Los catequistas de la Diócesis de Ciudad Rodrigo conocen a su patrón y lo celebran.
Una anécdota: Se acerca una catequista y me dice: “La tarjeta de San Enrique que nos diste un año la he metido en un marco y la tengo colgada en mi habitación”.
Como hija de Enrique de Ossó intentamos “cuidar” a los catequistas porque a ellos “se os ha concedido la Gracia de evangelizar a las gentes las insondables riquezas de Cristo, su amor, su conocimiento, sus maravillas. Así, una vez al mes voy a cada arciprestazgo donde me reúno con los catequistas y sacerdotes para formación y acompañamiento. Estos encuentros arciprestales comienzan siempre con un tiempo de oración. Unas veces es como si la hiciéramos con los niños y otras más para ellas para que vayan aprendiendo. El fin de esta oración es que conozcamos más a Jesús para darlo a conocer. Después de exponer el tema se habla de dificultades, logros, inquietudes… Nos damos cuenta, a pesar de las dificultades y por las dificultades de nuestro contexto sociocultural, de lo importante que es ser catequista. Nos ayudamos para no caer en el desánimo, porque tenemos que mirar a nuestro mundo y a nuestros catequizandos con los ojos de Jesús como lo hacía San Enrique.
Nuestra misión en esta Diócesis de Ciudad Rodrigo, es preciosa. A parte del trabajo con los catequistas, desarrollamos otras tareas que nos han encomendado, principalmente en dos Arciprestazgos. En uno, en el que llevo trabajando varios años, llevo la Escuela de Catequistas, imparto catequesis en un pueblo y aprovecho la salida para ensayo de cantos en uno u otros pueblos, porque dos domingos al mes, más el día de la fiesta o el día de Noche Buena, animamos la Eucaristía en esos pueblos. Y los otros dos domingos, más las fiestas, vamos dos hermanas para la “Celebración de la Palabra en ausencia de Presbítero”. Una realiza la Celebración y otra la anima con cantos y guitarra. Son cinco los pueblos a los que vamos y la gente se muestra muy contenta con nuestra presencia. Son gentes muy sencillas. En casi todos mayores, y en alguno sin niños. En algún pueblo le han dicho al párroco: “No se preocupe si no puede venir. Nos manda a Gloria, que la entendemos mejor”. Intentamos dejar, en todos los pueblos en los que nos hacemos presentes nuestra impronta teresiana y femenina.
Recuerdo cuando hace tiempo me enviaron para la Celebración de la Palabra, en un pueblo, una señora mayor me dijo: “Gracias que vienen, porque nos van quitando todo”. Estas palabras me llegaron muy adentro.
En esta porción de la Iglesia que camina en Ciudad Rodrigo, en sus pueblos, es muy importante que las personas puedan cada domingo reunirse en la iglesia para encontrarse y compartir su fe. Y luego… irse juntos a tomar un vino.
Así trabajamos para sembrar semillas del Reino en esta tierra charra.”
Gloria Pastor stj