
El presente documento recoge el texto enviado por el Gobierno general a la UISG fruto de la participación de las hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. El Gobierno general quiso que la palabra enviada por la Compañía, recogiera, en la medida de lo posible, la experiencia que se vive en los diversos lugares y contextos donde estamos.
El texto se ordena de acuerdo a las preguntas y puntos enviados y se abre a un análisis y proyección de futuro tanto en la Iglesia como en la Compañía.
1. ¿Qué quieren destacar del relato de pequeñas historias de sinodalidad que han compartido?
Ante todo, queremos destacar el referente que ha sido el Papa Francisco para muchas hermanas de la Compañía de Santa Teresa, sus cartas pastorales, encíclicas, su modo inclusivo y directo, su llamada continua a vivir la amistad social, en salida hacia lo diferente, a tejer entre todos pactos de incidencia global.
Nuestras historias en la Iglesia en general: hemos destacado el trabajo conjunto de religiosas, sacerdotes y laicos en acciones pastorales, educativas y de grupos apostólicos; la participación conjunta en la elaboración de planes de pastoral, en asambleas eclesiales o de asociaciones para la educación católica; y el trabajo compartido con jóvenes líderes en algunas partes donde estamos.
Reconocemos momentos de búsqueda conjunta entre la Iglesia y la vida consagrada para acompañar situaciones sociopolíticas en momentos puntuales dentro de algunos de nuestros países. Así como las experiencias en las que hemos podido compartir proyectos Intercongregacionales en beneficio de una misión o en situaciones de desastres naturales, necesidades de un pueblo o de las mismas instituciones, etc.
Respecto a la Iglesia Latinoamericana, hemos agradecido su camino como iglesia, el gran impulso que dieron las conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida y la reciente conferencia eclesial en Guadalupe, que reconocemos como esfuerzos por actualizar la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y han desencadenado procesos de participación, comunión y opción por los más pobres, así como la movilización de un gran número de iglesias particulares, con sus límites y dificultades. Estos pasos también han evidenciado una especie de ruptura entre la iglesia del Pueblo que acoge la teología de la liberación y una iglesia que se resiste a reconocer la verdad de dicha teología. El camino de la CLAR y otras Conferencias de religiosos/as de distintos países han posibilitado la vida y el trabajo en red interinstitucional para muchos religiosos/as.
La Iglesia en algunos lugares donde estamos en África goza de una gran participación del pueblo en sus celebraciones y liturgias que revitalizan el corazón de las personas que asisten. Hay un trabajo conjunto de religiosos/as y laicos, y algunos sacerdotes y obispos, que va permitiendo actualizar con creatividad la catequesis del pueblo.
En las iglesias particulares-locales, hemos destacado en algunos lugares donde estamos, la participación en consejos parroquiales, la elaboración conjunta de planes de pastoral, las celebraciones de asambleas diocesanas, con participación de obispos, religiosos y laicos, metodologías participativas que buscan la representatividad de todas las áreas pastorales y miembros de la comunidad, y donde todos se implican en las decisiones que van gestando una iglesia local de comunión y corresponsable. Reconocemos que el Espíritu ha estado impulsando la movilización y organización de grupos e instituciones en favor de una iglesia más comprometida con los más desfavorecidos y excluidos, mártir en la defensa del evangelio.